Tu húmedo y fresco aroma.

Mientras en la tórrida tarde de verano

el bochorno nos clava a las sombras

y nos empuja a las fuentes y a los ríos,

cuando el ardiente sol seca las ideas

pero hace manar el sudor

por todos los poros del cuerpo,

empapando incluso los pensamientos,

pienso en tu aroma fresco y húmedo,

añoro tu aroma húmedo y fresco,

anhelo sentir de nuevo,

tu inconfundible e imborrable fragancia.

 

Pienso en tí con la esperanza de tu venida,

espero y deseo que lleques pronto,

con aquellas nubes que veo en lontananza

como enormes flores de algodón,

creciendo y aproximándose, tornándose grises.

Mientras se acercan, saboreo el recuerdo

de nuestro último encuentro bajo la lluvia

con un precioso arcoíris adornando nuestro cielo.

 

Con ese intenso recuerdo, casi te siento de nuevo

mientras truenos y relámpagos cruzan los cielos.

Las primeras gotas baten el suelo, la lluvia arrecia

y aquí estás de nuevo adueñándote del aire,

embriagando mis sentidos,

haciéndo que hinche mis pulmones

tratando de apoderarme de todo tu ser,

de todo el frescor y aroma

con el que impregnas todo,

sensaciones con recuerdos de infancia,

«Frescor y aroma de la tierra mojada».

 

 

 

 

 

 

La raposa (Kaikuaundi)

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Crujen las cañas;

vuelos enloquecidos.

La zorra espera.

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raposa

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Su anhelado banquete

voló hacia el cielo.

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La rana (Kaikuaundi)

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Con precisión

al centro de la diana

salta la rana.

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También al centro acierta

cuando se asoma.

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ondas

Mirando al interior. (Kaikuaundis)

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Viejas ventanas

tapas de un libro antiguo

con mil historias.

Esperan ser abiertas

para contarlas.

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–ooOoo–

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Por las rendijas

historias y secretos

van escapando.

Caminantes atentos

recuperando.

Vetustas ventanas.

(Aclaración: Como verán quienes vuelvan a ver este post, lo he modificado pasando los kaikus a una nueva publicación pues creo merecen «su entrada propia» sin compartir el rollo que viene a continuación; inconvenientes de escribir las entradas de tirón y publicarlas sin revisiones previas profundas pues como en otras facetas de la vida las cosas vienen tal cual, sin censura previa.)

–ooOoo–

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Siempre me han llamado la atención esas viejas fachadas marcadas por el tiempo,  años e inclemencias, y por la vida y en muchas ocasiones por la desidia, el abandono y la ausencia.

Siempre me atraen y siento por ellas un gran respeto y gran interés por lo que encierran, no sólo material sino sobre todo humano, la verdadera riqueza, las historias gestadas dentro de sus paredes, historias llenas de sentimientos, risas de niños y aun de adultos, susurros y palabras de amor o gritos de rabia y murmullos de odio, sudor entre jadeos o sollozos a duras penas contenidos y lágrimas incontenibles.

Sobre todo me atraen sus puertas y ventanas, únicas vías de comunicación con el exterior.

Habría mucho que hablar de sus tamaños y formas, de sus adornos y aderezos, sobre todo de las puertas, reflejo de la situación social y financierade sus moradores o de su jactancia; grandes puertas de castillos, palacios o casonas adornadas con grandes picaportes y reforzadas con cientos de clavos o piezas metálicas, de un tamaño suficiente para paso de caballerías y carruajes o por contra sencillas puertas de sencillas viviendas, con anchura y alturas mínimas para el paso de personas y con un sencillo y pequeño aldabón para llamar.

Pero ante todo lo que me produce más interés, admiración y respeto son las ventanas pues tras ellas es donde bulle la vida, donde se esconden, o se manifiestan, todo tipo de sentimientos y sensaciones donde se reúne la familia en las estancias comunes, salones o cocinas junto al hogar, donde recordar  o dar a conocer el pasado, revisar el presente y planificar el futuro todo ello con visión de conjunto con intereses comunes a la familia; y las otras ventanas tras las cuales se desarrollan las historias más personales y más íntimas, como son los dormitorios, lugares donde se producen los sueños en sueños y donde también se realizan los sueños de ensueño, unos soñados anteriormente, despiertos, y otros que ni en sueños se hubiesen imaginado.

Así que esas viejas contraventanas desvencijadas, acartonadas, se me antojan las cubiertas de libros antiguos, esas cubiertas repujadas ajadas por el tiempo y el uso, que guardan en su interior todas esas historias, distinta cada una como distintas son las vidas de cada persona; cubiertas que invitan a que las abramos para empaparnos de todas esas vivencias, para reir, llorar, gozar, amar y hasta odiar, compartir de alguna manera cada momento y cada sentimiento que queda en el ambiente a pesar del tiempo y del abandono físico.

Aunque me temo que esas páginas que nos encontraremos al abrir esas cubiertas están en blanco y sólo esperan que seamos nosotros quienes, documentándonos o simplemente producto de nuestra imaginación, les demos forma, les demos nueva vida, parecida o no a la transcurrida en esos espacios.

 

Apariencias. (Kaikus) 

Tras larga sequía, abro la espita de mi mente por ver si todavía hay algo de poesía ahí adentro, si los calores e incendios pasados no acabaron con todo rastro de ella o por el contrario las recientes lluvias han hecho renacer esa bella planta tan especial y de florecimiento tan atípico como es la poesía. Veo que, goteando goteando, van saliendo algunos de mis queridos «Kaikus», Haikus o similares, que plasmo aquí deseando que os gusten un poquito al menos.

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Luces y lazos

esconden la verdad

a nuestros ojos.

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–ooOoo–

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Grandes carrozas

desfilan sobre el puente,

la vida abajo.

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–ooOoo–

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Oro y diamantes

adornan sus cabezas,

vacías, huecas..

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–ooOoo–

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Fin de semana

alegría por fuera,

problemas dentro.

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Dice el refrán

que la música alivia

todas las penas.

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Maldita vergüenza. (Kaikuaundis) 

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Golpe tras golpe

voy rompiendo la costra

de mis vergüenzas.

Permitiendo que fluyan

mis pensamientos.

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–ooOoo–

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A borbotones

tras larga tirolina

ya van llegando.

Y poco a poco irán

enraizando.

 

¿Dónde jugarán los niños?

¿Dónde jugarán los niños? Es una pregunta que, lo mismo que Maná, me la he hecho muchas veces viendo cómo nos afanamos en deteriorar el planeta, de tal forma que más bien parece haber una competición entre países para ver quién es el que más contamina y haciendo de ello alarde de modernidad: «tan poco contaminas tú? Qué atrasado estás, eres tercermundista! Espabila y contamina a marchas forzadas para ver si te pones a nuestra altura, entre la élite mundial, la flor y nata de los países modernos!»

Y cuando algún país hace ver al resto que de flor y nata nada sino que es pura mierda lo que producen y lo que son, los más poderosos (que rima con asquerosos) les hacen callar rápidamente.

Pero desgraciadamente mi pregunta continúa, y sin una respuesta medianamente decente: ¿A qué jugarán los niños?

Porque si los niños en sus juegos imitan lo que ven hacer a sus mayores, maldito el ejemplo que les estamos dando tanto a nivel individual como coletivo e incluso como países.

Les estamos enseñando que desarrollarse es situarse encima de los demás, aprovechando los cadáveres de los más necesitados y débiles para medrar y subir, que estar bien situado significa olvidar los sentimientos de solidaridad, de justicia, de hermandad, olvidar todos los derechos humanos de los demás y que el único derecho es el del más fuerte y despiadado, el derecho mío de aprovecharme de todo y de todos los demás sin importar para nada las consecuencias presentes ni futuras.

Día a día ven violaciones, maltrato, asesinatos, genocidio, odio, venganzas, guerras, destrucción, violencia de todo tipo…

¿A qué jugamos pues?

¿Cuándo vamos a jugar todos juntos y un juego limpio?

¿Haremos algo para dejar un mundo al menos tan bueno y bello como lo encontramos?

Reflexionemos sobre estas cuestiones mientras escuchamos a Maná y la canción «Dónde jugarán los niños?

 

Ver letra: Seguir leyendo «¿Dónde jugarán los niños?»

Mis miradas. Primavera.

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Durante mis paseos diarios, entre las miles de miradas buscando elementos dignos de posarse sobre ellos, en estos días ya de firme primavera hay algo que atrae sobremanera la vista y son los colores, bellos colores que salen a nuestro encuentro desde cualquier lado, desde arriba los árboles floridos, desde el suelo las florecillas solas o tapizantes, a lo lejos, a ambos lados de los paseos por parques y jardines, elementos que siempre han estado ahí pero ahora se muestran tras una bufanda florida, florecillas que nos alegran durante apenas unos días antes de caer bajo las cuchillas del cortacésped, etc.

Algunas de ellas las observamos de paso, sobre la marcha pues de no ser así el paseo se haría eterno pero de cuando en cuando no podemos evitar un paradita para observar con más detalle y hasta en algún caso para poder disfrutar de su inocente belleza o de su intenso perfume que nos alegra el momento y el alma.

Disfrutad de esa pequeña muestra de lo que os comento y sobre todo disfrutad de todos los detalles que se nos ofrecen a cada paso, a cada momento.

¡Cuidaos, disfrutad intensamente de la vida y procurad ser muy felices!

 

Mis miradas. Es larga la espera.

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Confiaba en que pronto volvería a su lado;

vestida de blanco, lo esperaba

soñando que estaba ya llamando a su puerta.

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El tiempo pasa… nadie llama;

continúa el sueño pero es otro:

ella sigue vestida de blanco,

un sudario

y el sueño…

se trata ya del sueño eterno.