Por fin otro viernes, otro fin de semana que nos espera, soleado o lluvioso por fuera, siempre soleado en el alma.
Antes de desbocaros, de comenzar la vorágine y el desenfreno, pensemos un poco en la luna, ese lugar donde tantos estamos tan a menudo; disfrutemos de ese bello poema de Jaime Sabines titulado «La Luna» junto con otra preciosa canción de Pedro Aznar y la voz de Alejandro Filio, dedicada a Jaime, titulada «En la sombra del agua», otro montaje de Canto a lo Poeta.
Con mis mejores deseos de que disfrutéis y os cundan esos dos días mágicos y mi consejo.
¡Cuidaos, vivid la vida intensamente y procurad ser muy felices!
Quiero traer hoy aquí este precioso poema de Jaime Sabines, «otra carta «
Carta de agradecimiento y de amor subliminal, tácito, apenas intuído, a esa imperfecta mujer perfecta o más bien a esa perfecta mujer imperfecta que todo lo cura, que todo lo llena, casi sin quererlo y sin casi sin saberlo.
Dedicado a todas vosotras y sobre todo a vosotras mujeres, la mayoría reflejadas en esta carta.
Cuidémonos y procuremos siempre ser felices y así conseguiremos hacer un poco más felices a las demás personas que nos rodean.
Otra carta.
Siempre estás a mi lado y yo te lo agradezco. Cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste —untado con el bálsamo de la tristeza como para morirme— apareces distante, intocable, junto a mí. Me miras como a un niño y se me olvida todo y ya sólo te quiero alegre, dolorosamente. He pensado en la duración de Dios, en la manteca y el azufre de la locura, en todo lo que he podido mirar en mis breves días. Tú eres como la leche del mundo. Te conozco, estás siempre a mi lado más que yo mismo. ¿Qué puedo darte sino el cielo? Recuerdo que los poetas han llamado a la luna con mil nombres —medalla, ojos de Dios, globo de plata, moneda de miel, mujer, gota de aire— pero la luna está en el cielo y sólo es luna, inagotable, milagrosa como tú. Yo quiero llorar a veces furiosamente porque no sé qué, por algo, porque no es posible poseerte, poseer nada, dejar de estar solo. Con la alegría que da hacer un poema, o con la ternura que en las manos de los abuelos tiembla, te aproximas a mí y me construyes en la balanza de tus ojos, en la fórmula mágica de tus manos. Un médico me ha dicho que tengo el corazón de gota -alargado como una gota- y yo lo creo porque me siento como una gruta en que perpetuamente cae, se regenera y cae perpetuamente.
Bendita entre todas las mujeres tú, que no estorbas, tú que estás a la mano como el bastón del ciego, como el carro del paralítico. Virgen aún para el que te posee, desconocida siempre para el que te sabe, ¿qué puedo darte sino el infierno? Desde el oleaje de tu pecho En que naufraga lentamente mi rostro, te miro a ti, hacia abajo, hasta la punta de tus pies en que principia el mundo. Piel de mujer te has puesto, Suavidad de mujer y húmedos órganos en que penetro dulcemente, estatua derretida, manos derrumbadas con que te toca la fiebre que soy y el caos que soy te preserva. Mi muerte flota sobre ambos y tú me extraes de ella como el agua de un pozo, agua para la sed de Dios que soy entonces, agua para el incendio de Dios que alimento.
Cuando la hora vacía sobreviene sabes pasar tus dedos como un ungüento, posarlos en los ojos emplumados, reír con la yema de tus dedos. ¿Qué puedo darte yo sino la tierra? Sembrado en el estiércol de los días miro crecer mi amor, como los árboles a que nadie ha trepado y cuya sombra seca la hierba, y da fiebre al hombre.
Imperfecta, mortal, hija de hombres, verdadera, te ursupo, ya lo sé diariamente, y tu piedad me usa a todas horas y me quieres a mí, y yo soy entonces, como un hijo nuestro largamente deseado.
Quisiera hablar de ti a todas horas en un congreso de sordos, enseñar tu retrato a todos los ciegos que encuentre. Quiero darte a nadie para que vuelvas a mí sin haberte ido.
En los parques, en que hay pájaros y un sol en hojas por el suelo, donde se quiere dulcemente a las solteronas que miran a los niños, te deseo, te sueño. ¡Qué nostalgia de ti cuando no estás ausente! (Te invito a comer uvas esta tarde o a tomar café, si llueve, y a estar juntos siempre, siempre, hasta la noche.)
¡..Que importa un día, Está el ayer alerto al mañana, mañana al infinito ... Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana, ni el ayer, escrito..! -Antonio Machado-
Noticias Destacadas de toda naturaleza - Espiritualidad - Solidaridad - Independencia - Un Blog sin Ideologias ni Religiones, y que es respetuoso de todas.
Aprendí que el amor crece y renace tras las ortigas del campo. Que la vida es un vendaval que se enreda en mi falda. Que el dolor te hace fuerte y la dulzura te roba un beso.
Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. ---Declaración Universal de Derechos Humanos.
"Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, la niebla."