No me resisito a traer aquí de nuevo una poesía de Mónica Gae, maravillosa como son todas sus poesías.
Y me gusta escucharlas con su voz, sin declamaciones, sin apenas entonación, una poesía que nace dentro de ella y apenas se susurra, solo se siente, como suspiros que se escapan, sentimientos que se viven y se escuchan mientras los saborea en su boca, porque no caben dentro.
Como no sabría explicar adecuadamente esa poesía, mejor la escuchamos, la sentimos.
Todas hemos echado de menos alguna vez a otra persona.
Alguien que no está en ese momento en que te gustaría que estuviese a tu lado porque es en ese preciso momento cuando más la necesitas, o cuando más la deseas, o cuando más la extrañas…
Todas echamos de menos a esa persona querida que se fue para nunca más volver.
A esa persona que nos brindó felicidad en tantos y tan bellos momentos, que nos hizo reir, que nos enseñó a vivir, que nos enseñó la belleza del mundo, la belleza de nuestro interior porque ante todo nos enseñó la belleza y la felicidad que había en su interior.
A esa otra persona a la que tanto y con tanta pasión amamos y a la que creímos odiar cuando se fue de nuestra vida.
A esa otra persona a la que seguimos amando con pasión pero está ausente en ese momento en que más presente la tenemos, en que su ausencia nos deja vacías, el alma, la casa, la cama, la vida, todo menos la mente, que se llena de ella, de sus recuerdos, que se llena de nostalgia, de deseo, de deseos mil, siempre con ella como diana.
En muchos de esos momentos nos gustaría poder expresar, pero expresar de verdad, de manera que se comprendiesen bien nuestros sentimientos, nuestros anhelos, nuestros sueños, nuestros miedos incluso, que brotara un volcán desde el fondo de nuestra alma, la única forma de reflejar todo el fuego interior que pugna por salir y no vemos la manera adecuada de hacerlo aflorar.
Nos gustaría poder expresarlo como Mónica Gae con sus poesías que no solo me producen admiración y sana envidia de cómo sabe expresar sus sentimientos sino también envidia de esos sentimientos tan profundos y envidia de la persona destinataria de sus versos y sentimientos.
Con ella os dejo, recitando su poesía «supongamos que te echo de menos».
Os deseo que disfrutéis de ella así como de la semana que comienza, que transcurra feliz y provechosa para todas..
¡..Que importa un día, Está el ayer alerto al mañana, mañana al infinito ... Ni el pasado ha muerto, ni está el mañana, ni el ayer, escrito..! -Antonio Machado-
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Aprendí que el amor crece y renace tras las ortigas del campo. Que la vida es un vendaval que se enreda en mi falda. Que el dolor te hace fuerte y la dulzura te roba un beso.
Artículo 19. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. ---Declaración Universal de Derechos Humanos.
"Los hombres no sucumbimos a las grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de pequeños incidentes. Y la vida es esto, la niebla."