Autoacuerdo un tanto cuerdo.

Mientras leéis podéis disfrutar de Modest Mussorgsky y su Noche en el monte pelado.

Tras unas jornadas de diálogo espontáneo y las consiguientes reflexiones a las que condujeron, se ha llegado a un lógico y tácito acuerdo entre los distintos órganos y organismos que componen la Seudo República Ácrata de Amalai-Dea, u séase vulgarmente llamado yo mismo y mis circunstancias, a partir de ahora llamado abreviadamente «Yo».

Tras un tiempo, no de desavenencias sino digamos de desajustes direccionales entre órganos, organismos y demás componentes de este conjunto llamado yo,  provocó disfunciones saludables, perdón, quiero decir disfunciones de salud llegando al punto de que el corazón renquease colapsando la circulación con el consiguiente trauma general.

Un par de días en el taller de reparaciones y unas pequeñas modificaciones de alguna tubería subsanaron el principal problema pero hubo que adecuar otros parámetros para un funcionamiento coordinado y armónico, lo que ha ocasionado una temporada de desajustes y puestas a punto, por lo que el rendimiento se ha visto afectado considerablemente. El corazón redujo su producción un 25% pero aumentando la calidad, la mente ha estado y todavía lo está, confusa y desorientada, pensando en la oscuridad pero sin plasmar esas ideas al exponerlas a la luz, los pulmones agradecen pero a la vez extrañan la mejora del aire inhalado exento de nicotina y alquitrán y todo el cuerpo en general debe ir adaptándose a las nuevas condiciones y poquito a poco ir recuperando el ritmo más adecuado.

Ya hay acuerdo tácito: del corazón en no dar ningún nuevo sobresalto y seguir funcionando un poco más lento pero con garantía de calidad, los pulmones, siempre que se le siga suministrando aire exento de humos, cumplirán su misión sin grandes ahogos y la mente procurará mantener en la memoria los pensamientos e ideas elaborados en la oscuridad, aunque tendré que estar atento para plasmarlos antes de que se difuminen o emborronen y el resto del cuerpo en perfecto estado de funcionamiento siempre que no se le exijan grandes esfuerzos hasta ir logrando una coordinación plena de los distintos elementos implicados.

Así que confío en que todos estos acuerdos, tácitos y no escritos, se traduzcan también en un funcionamiento del blog normalmente anormal como hasta ahora, trayendo lo que encuentre por el camino o recolecte en esa selva de mi mente.

Si hasta ahora habéis sido capaces de aguantar sapos y culebras mezcladas con alguna cosa con mejor aspecto, confío en que al menos algunos de vosotros permanezcáis por estos lares e incluso disfrutéis de una u otra manera, bien sea porque, aunque dicen que las comparaciones son odiosas, ver que alguien está mucho peor de la cabeza sirve de consuelo y puede ser mejor que la visita al psicólogo, o quizá con un poco de suerte hasta publique algo más agradable y bonito por sí mismo y os haga pasar un ratito agradable de verdad.

De todas formas, para bien o para mal, en las alegrías mejor que en las penas, espero que también más en la salud que la enfermedad, mi intención es continuar por aquí dando la lata con buena intención y a veces incluso a mala idea.

¡Jajaja! «Enresumiendo»: que tras una temporada jodido pero contento aquí me tenéis de nuevo pero tan trastornado como siempre o incluso un poquito más.

Y a vosotros os digo:

¡Cuidaos, vivid la vida intensamente y procurad ser muy felices!

Una noche en el monte

Me gustaría, más bien necesitaría pasar una noche en el monte, en una pequeña cabaña, en completa soledad, escuchando el silencio y el murmullo de la brisa acariciando los árboles, sentir esa misma caricia en mi rostro mientras contemplo la luna y las estrellas, serenando el alma y refrescando mis ideas pero no es posible.

Así que me conformaré con escuchar a Mussorgski y su «una noche en el monte pelado», justamente lo contrario de lo que me hubiese gustado pero quizás haga el mismo efecto sin un momento de calma ni de silencio, agitando mi alma y revolviendo mis ideas; a ver si cuando se posen quedan en cierto orden, con las más turbias en la parte inferior.

Os invito a acompañarme en silencio en esta audición.

¡Cuidaos, vivid la vida y procurad ser muy felices!

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