Aspavientos

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Al igual que los molinos de La Mancha, los nuevos gigantes de la sierra no dejan de hacer aspavientos agitando sus brazos, tratando de evitar que la taimada niebla los engulla suave y silenciosamente.

Sus brazos, como colas de lagartija, no dejan de moverse aun después de separados de sus cuerpos.

Haciendo caso esta vez a los sabios consejos de Sancho, los nuevos Quijotes eluden el cuerpo a cuerpo y los atacan disparando sus cámaras desde la distancia.

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