Había una vez un preciosa mariposa grande, grandiosa, con todos los colores del arcoiris que era la admiración de quien la veía.
Una mariposa adulta que había disfrutado su metamorfosis, pasando de ser oruga y, tras un periodo de internamiento como crisálida, a convertirse en la bella mariposa que ahora era; como una niña que tras la etapa confusa de la adolescencia se convierte en toda una mujer, en una maravillosa, espléndida y bella mujer.
Pero he aquí que esa hermosa mariposa, después de recorrer bellos paisajes y visitado todo tipo de flores tan bellas casi como ella, después de haber puesto sus huevos y ver cómo se convertían en orugas y, tras la etapa de crisálidas, cómo se iban convirtiendo al igual que ella en preciosas mariposas, he aquí, decía, que un buen día le dio por cavilar y en mirada retrospectiva comenzó a añorar sus días de oruga y de crisálida, sus días de adolescencia.
Comenzó a envidiar esa lejana etapa, a sentir que alguien la había capturado como crisálida y por eso había desaparecido como tal; no era consciente de que era ella misma la que había salido de su crisálida siguiendo el proceso natural y había llegado a convertirse en lo que ahora era: esa belleza impresionante, admirada por todos, deseada por muchos, esa mari-posa tan bella y espectacular.
O tal vez sentía una sana envidia al ver las mariposas que ella habia creado comenzar a volar lejos de ella, a volar de flor en flor ya independientes y ello le traía intensos recuerdos de etapas pasadas, añoranza de sus primeros vuelos, de sus primeros reconocimientos del entorno, lo que afectada por esos recuerdos le producía la sensación de que alguien la había raptado, alguien la había privado de ser siempre aquella pequeña oruga o aquella crisálida un poco encerrada en sí misma.
Bella mariposa, mira tu reflejo en el agua, contempla y admira tu propia belleza actual, disfrútala así, maravíllanos con ese tu esplendor, sin añorar etapas pasadas siendo consciente de que el proceso no se puede repetir en ti misma.
Bella mariposa, vuela como tú sabes hacerlo, disfruta de flores y paisajes y deja que sigamos tu vuelo extasiados por esos colores y admirando y disfrutando de tu belleza sin igual.
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Una gran sonrisa se dibujó en mi cara…Un beso.
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Concuerdo con Pat, una alegoría perfecta.
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Bellisima entrada, Amalaidea. Muy hermosa en forma y contenido manifiesto. Muchas gracias por haberla compartido.
Pat
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Luego vuelvo, Amalaidea, estoy por dar clase y no puedo leer a la ligera ninguna entrada tuya. Ameritan tiempo de mi parte. Gracias de antemano te doy, luego leo y comento cuando termine de trabajar.
Pat
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