Cuestionar, esa es la cuestión.

Cuestionar, dudar, corroborar, no aceptar lo que nos dicen sin comprobarlo y ver la posibilidad de su verdad o su fraude, esa es la cuestión fundamental de autenticidad, de tener un criterio propio, de ser nosotros mismos, pensar por nosotros mismos y aun equivocarnos por nosotros mismos.

Parto del principio de que la verdad absoluta no existe y si acaso existiese se encuentra fuera de nuestro alcance o comprensión.

Lo que nos quieren vender como grandes verdades habitualmente son grandes mentiras, grandes fraudes, patrañas para manejarnos a su antojo.

Cuando pretendan que aceptemos algo sin discusión, como dogma de fe, debemos cuestionarnos los motivos de esa imposición, de que admitamos algo como cierto con una venda en nuestros ojos, que lo más probable es que sea para que al cuestionar su veracidad no descubramos su falsedad.

Aparte de las grandes enseñanzas, además de esos principios o normas de vida que proclaman esos grandes charlatanes desde distintos estrados, púlpitos o foros, escuelas, religones, sectas, mafias o similares, en la vida diaria, en nuestro diario caminar, vemos miles de situaciones rutinarias que precisamente por verlas continuamente las admitimos sin ninguna duda, sin cuestionarnos su veracidad ni su utilidad hasta que en un momento dado descubrimos lo inútil o falso o superfluo que era eso que admitimos sin cuestionarlo.

Además debemos tener en cuenta las múltiples facetas de las cosas o las situaciones y que aunque eso que nos muestran o vemos sea real o cierto tiene otras facetas o puntos de vista que modifican su valor, su interés y utilidad o su forma de solucionarlo si se trata de un problema o quizás lo planteado como problema según un aspecto puede no serlo o incluso ser provechoso analizando otros aspectos.

No quiero resultar pesado ni alargarme demasiado; simplemente quería plantear la necesidad de analizar cuanto vemos o tenemos y cuestionar todo, aun admitiendo su parte de verdad, dejar abierta la posibilidad de que no sea del todo como nos parece a simple vista.

Ninguna cosa es blanca o negra sino con muy variados matices de grises o de color, ninguna persona es absolutamente bueno o malo, sabio o ignorante, además de que todo está en continuo cambio y en cada momento somos distintos así como distinta es la realidad aunque los cambios sean a veces inapreciables.

Reitero mi consejo, lo plasmo de nuevo para tenerlo bien presente pusto que poco a poco lo voy olvidando o dejando de aplicar.

¡Cuestionar, he ahí la cuestión!

Duda siempre en pequeña o gran medida de lo que ves o te parece ver, de lo que te dicen, comenzando por esto mismo que acabo de exponer.

Para compensar esta turrada, os traigo de nuevo a María Rozalén, esta vez con el Kanka y esa bonita conción titulada «volar» deseándoos una bonita semana y que sigáis mi consejo:

¡Cuidaos, vivid la vida intensamente y procurad ser muy felices!

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¿Im-posible?

captura

.

No abandones al primer intento;

aquello que parecía imposible

si de verdad lo deseas

puedes conseguirlo

con tesón y constancia.

.

equilibrio

 

Asuntos pendientes

Como dice María Rozalén, hoy es hoy y ayer fue pasado; hay que volver a vivir y a confiar, sacudirse el rencor de la piel y la sal de los ojos.

Qué bueno sería olvidar todo aquelo que nos hiere como consecuencia de actuaciones del pasado y descubrir al fin que no quedan asuntos pendientes que nos pesen en el presente y nos condicionen el futuro.

Entre otros asuntos pendientes, que confío en ir reduciendo poco a poco, tenía este tan agradable como es escuchar y dar a escuchar de nuevo a María Rozalén, lo que siempre es un placer y más si está acompañada, como ahora, por otro gran artista como es Abel Pintos.

Disfrutemos de los «Asuntos pendientes» de Rozalén y Abel Pintos mientras reflexionamos un poco sobre los nuestros y la forma de solucionarlos.

¡Cuidémonos, disfrutemos de la vida y procuremos ser muy felices!

(Sin casi ningún asunto pendiente)

Ver letra: Seguir leyendo «Asuntos pendientes»

LAS SEMILLAS DEL REY

Traigo hoy un bonito cuento con algun retoque respecto del original que, como suele suceder, nos puede servir para reflexionar sobre ciertos comportamientos en el vida real; espero que os guste.

LAS SEMILLAS DEL REY
En un pueblo lejano, el rey convocó a todos los jóvenes a una audiencia privada con él, en donde les daría un importante mensaje. Muchos jóvenes asistieron y el rey les dijo: “Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros. Al cabo de seis meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y quien haya logrado la planta más bella será mi sucesor en el trono.”
Así se hizo. Pasó el tiempo. Había un joven que plantó su semilla y ésta no germinaba; mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar y mostrar las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.
Pasaron los seis meses y todos los jóvenes desfilaban hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. El joven estaba demasiado triste, pues su semilla nunca germinó, y ni siquiera quería ir al palacio; pero su madre insistía en que debía ir, pues era un participante y debía cumplir con su palabra de estar allí, fuera cual fuese el resultado.
Con la cabeza baja y muy avergonzado, desfiló, último, hacia el palacio, con su maceta vacía. Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo prorrumpieron en risas y burlas. El alboroto fue interrumpido por la llegada del Rey. Todos hicieron sus reverencias mientras el rey se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.
Finalizada la inspección hizo venir a su Consejero, y, de entre todos los jóvenes concursantes, se acercó al que tenía maceta vacía, apoyó la mano en su hombro, y dijo a todos: “Él es quien me sucederá para gobernar a mi pueblo”.
Atónitos, todos esperaban la explicación de aquella decisión que parecía absurda e irracional. El rey dijo entonces: “A todos vosotros se os dio una semilla tostada, infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas; pero este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, leal y valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi pueblo merece.”
Cada joven volvió a su casa cabizbajo: sólo la Verdad nos ubica ante nuestro verdadero Destino.

Paseo por la lengua española.

Rememoro con frecuencia aquel paseo imborrable, aquella primera vez en que me invitaste a visitar una biblioteca, visita que repetimos una y otra vez; ¿recuerdas aquella primera vez?

Entramos agarrados de la mano, tu me ibas mostrando todos aquellos maravillosos lugares que yo observaba embobado, con nombres variopintos y distribuidos en espacios por similitudes: lengua y literatura, historia, filosofía, novelas de aventuras, de ciencia ficción, otros sobre religiones, etc. etc.

Pero, me dijiste, vamos a comenzar un paseo por un espacio muy especial que hará que entiendas mejor todos los demás y tras recorrer largos paseos exclamaste: ¡aquí está!  y tomándome de la mano me hiciste entrar en aquel extraño para mi pero maravilloso espacio en cuya entrada, con letras de oro se leía «Lengua castellana o española».

Era como un inmenso jardín formado por floridas palabras, algunas ya conocidas, otras cuyo significado fui comprendiendo poco a poco con tu ayuda y asesoramiento. Yo no me atrevía casi a tocarlas pero tú dijiste que no había que temerlas, que para conocerlas había que tomarlas, manejarlas, jugar con ellas, entre ellas, en ellas.

Escogimos algunos verbos, sin ellos poco se puede hacer, dijiste, algunos de los más cercanos, abrazar, acariciar, amar, besar, de momento suficientes para comenzar a saborearlos, practicarlos, asumirlos como algo natural y propio.

Tras practicar un rato con los abrazos, acción de abrazar, pensamos que sería bueno añadir el segundo, besar, pero en ese momento se cruzó una conjunción disyuntiva, «o» que nos impedía disfrutar de ambas cosas a la vez, por lo que la hicimos rodar y la sustituimos por otra más bonita y comprensiva «y», llamada copulativa.

Así pudimos practicar juntamente abrazar y besar, abrazos con besos, cosa que me encantaba, cada vez me gustaba más, por lo que probamos a añadir otra más: acariciar, con lo que las sensaciones y agrado iban en aumento, más todavía cuando de pronto hizo aparición una nueva palabra, «anatomía» que nos invitó a conocerla y recorrerla junto con los abrazos besos y caricias.

Nos despojamos de ropas y reparos y recorrimos mutuamente nuestra anatomía, abrazándola y llenándola de besos y caricias de arriba a abajo y en toda dirección, una y otra vez para aprenderla muy bien, cada rincón, sin olvidar ninguno de ellos.

Con tanto paseo y movimiento fuimos conociendo muchas otras palabras que se nos cruzaban y enlazaban, como sentimientos, sensaciones, emoción, amor… Incluso preposiciones y adverbios se iban mezclando y participando en el juego: bien, encima, debajo, ahí, ahora… hasta que también las interjecciones y signos de admiración intervinieron en el juego: ¡oh!, ¡Sí!, ¡ahí, si!, todas bailaban a la vez, arriba, abajo, besos, caricias, adentro, afuera, empujar, ¡oh!, ¡Qué bien!, ¡Delicioso!, ¡Ah!, ¡Oh!, ¡Si, sí!, ¡ahhhhhh!

Con tanta interjección, adverbios, signos de admiración, caímos sobre una bonita palabra que aunque la veía por primera vez enseguida la comprendí y acepté gustosamente, éxtasis se llamaba y sobre ella y con ella conocimos el significado de otras muchas: pasión, séptimo cielo, orgasmo, eyaculación y muchas más que sería largo de enumerar.

Perdimos la noción del tiempo envueltos en aquel éxtasis, disfrutando de placer, sentimientos, sensaciones, deseo, amor, pasión, quedándonos al fin con unas pocas palabras: abrazo, cariño, anatomía, besos, agradecimiento, tumbados sobre otras agradables como descanso, relax, satisfacción…

Al rato recuperamos alguna otra como sentidos, noción del tiempo, ropa, hambre, por lo que ordenamos todas aquellas palabras y dimos por concluída aquella para mí primera lección de lengua española.

Ni que decir tiene que tras aquella primera lección vinieron muchas más ampliando nuestros conocimientos mutuos, cada una más placentera que la anterior pues es bien sabido que la lectura crea adicción, que un capítulo llama al siguiente y así sucesivamente, si el tema es atractivo como así sucedía.

Aprendimos a combinar palabras creando sensaciones más profundas y placenteras, a recrear bellas escenas en forma de poesía, sencillas en sus comienzos, mejorando poco a poco y aún seguimos en la tarea de perfeccionar las formas y el estilo.

–ooOoo–

Os recomiendo que vayáis conociendo a fondo esta lengua, cuidando sus formas, tratándola con el cariño y respeto que merece, procurando dejar cada coma, cada punto, cada letra en su lugar correcto; seguro que os resultará placentero, no os defraudará y todos los que la amamos os agradeceremos que así lo hagáis.

Contigo aprendí…

Contigo aprendí…

Sí, contigo que me visitas, contigo cuya casa visito, con todas las personas que he ido conociendo estos días (iba a decir, meses, años, pero no existen calendarios, no hace falta que los quemes, duendecilla), con todas vosotras he aprendido muchísimas cosas.

He aprendido que el cariño no tiene fronteras, ni muros, ni puertas que lo puedan retener.

He aprendido que un cuerpo maltrecho, un corazón roto, una montaña de problemas, no es obstáculo para sonreir y repartir sonrisas, para ilusionarse y sembrar ilusiones, para seguir amando y repartir amor sin pedir nada a cambio.

Aprendí que la distancia no impide sentir el latir de un corazón, la calidez de un abrazo, el consuelo de una caricia, el cariño tierno y sincero que fluye en ambos sentidos. Ni impide sentir el dolor tras la sonrisa ni recibir consuelo ante una pena.

De nuevo aprendí que las penas compartidas se dividen mientras que las alegrías se multiplican, lo mismo que el amor.

He aprendido el valor de una palabra de aliento, de una sonrisa, de un gesto cariñoso, de momentos compartidos incluso en silencio.

Contigo, sí, contigo, contigo y contigo, con todas vosotras (hombres o mujeres) aprendí y sigo aprendiendo, incluso aprehendiendo, miles de pequeñas grandes cosas, sobre todo que la vida merece ser vivida y disfrutada en cada momento, que no hay excusa para no hacerlo. Que el cariño, la amistad, son el mayor tesoro.

Como un mínima muestra del agradecimiento por todo lo que contigo aprendí, dejo esta bonita canción de Armando Manzanero interpretada por Malú: «Contigo aprendí»

¡Cuídate, disfruta de la vida, de cada instante y procura ser muy feliz!

Yo seguiré aprendiendo y disfrutando de ti, renaciendo en cada momento.

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Ver letra: Seguir leyendo «Contigo aprendí…»

El cielo nunca escupe.

Pues te lamentas conmigo

debo decirte, amigo

algo que siempre supe

no es el cielo quien te escupe

sino es tu propia saliva

si la lanzas hacia arriba

tendrá que volver abajo

¡Eso es de ley, carajo!