Santa Rita rita…

… lo que se da no se quita.

Viene a cuento que a la pobre y desdichada Rita, grande entre las grandes del reino de Valencia (Reino de Alí Babá y los cuatrocientos ladrones) le quieren quitar su puesto, su butaquita en la capital del otro reino, la ciudad del oso, del madroño y de muchos otros personajes o seres más extraños y peligrosos.

Y la pobre Rita se encomienda a su tocaya, tanto o más santa que ella, y con toda su fe y devoción clama aquel conocido soniquete de nuestra juventud: «Santa Rita Rita, lo que se da no se quita»

Es que está muy mal, después de varios siglos dando lo mejor de ella no sólo por su pais valençiá sino por España e incluso por el mundo y la galaxia, que ahora se le quiera privar del honor de seguir dando lo mejor y poner toda su experiencia al servicio de los demás, incluso de nosotros mismos, de una manera tan altruísta y desinteresada.

Porque lo de menos son esas bagatelas como el sueldo de 5000 Eurillos o los bolsitos, que ella en el rastro encuentra los que quiere, o demás regalos y fruslerías; que lo de ella es principalmente espiritual con cosillas materiales adheridas por accidente.

Pues nada: que a la pobre Rita están amargándole la fiesta, esa que tanto le gustaba con el caloret, la horchata de chufa y cacahuetes y lo de ¡Rita, Rita, Rita!

Por eso mi apoyo aunque la deje sola con la plegaria de «Santa Rita rita lo que se da no se quita». Y es que pensándolo, pensándolo me están entrando unas pequeñas dudas sobe el particular… seguro que termino firmando sin dudar el manifiesto que probablemente publique Icástico a no tardar mucho.

De todos modos, Rita, siempre habrá una silla para ti, ya sea en un palacio, en la Audiencia o entre rejas, que con comida y techo seguros no está nada mal.