Ángeles, espíritus

Muchas veces los dioses, la vida, la suerte, ponen en nuestro camino verdaderos ángeles o espíritus benefactores en forma humana, con aspecto normal, a veces en cuerpos esbeltos otras con apariencia más discreta que pasan desapercibidas para quien camina por la vida sin pararse a descubrir el interior de las cosas y de las personas, mirando únicamente con los ojos de la cara.

Pero si usamos los ojos del corazón, si ponemos el alma en nuestra mirada podremos descubrir que dentro de esos cuerpos habitan espíritus mágicos, ángeles, elfos, hadas, diablos, brujas o duendes, todos espíritus benefactores que en un momento dado nos tocan el alma, se adentra en nuestro corazón, remueven nuestro interior y ninguno de ellos nos deja indiferentes.

Unos vienen cargados de calma, paz interior, alegría e ilusión, que es lo que nos transmiten apaciguando nuestro espíritu.

Otros en cambio junto con esa alegría e ilusión, poseen una capacidad de amar, de transmitir ese cariño que rezuman y contagiarnos con él.

Los hay que aunque con aspecto de diablos o brujas, el efecto que producen en nuestro interior es siempre positivo aunque con modos más revoltosos nos provocan para que reaccionemos, nos hacen saltar sobre los charcos, provocan sanas locuras, nos hacen rabiar en sus juegos.

Incluso algunos nos cuentan historias terribles, de muertes para que perdamos el miedo a los monstruos, a la oscuridad.

En general todos tienen varias de esas cualidades aunque predomine alguna de ellas y sobre todo lo que todos tienen en común es su gran cariño, su gran corazón, su capacidad de darnos y provocar ese amor y cariño.

A lo largo de mi vida y más últimamente, quizás porque voy con más atención, porque miro más desde el interior, me he topado con muchos de ellos, incluso varios habitando dentro de los blogs entre los que me nuevo.

Entre todos, cada uno aportando una o varias de esas cualidades mágicas, han ido animando mi vida, dándome a veces calma y tranquilidad, otras ánimos e ilusiones, incluso pequeños sobresaltos, reflexiones y llamadas de atención y sobre todo, cariño, mucho cariño y amor puro, del bueno.

A todos esos deliciosos espíritus camuflados como personas, que me calman, serenan, animan, sobresaltan, me hacen reflexionar y meditar, me alegran con sus risas, sus poesías, me dan su amor y cariño sinceros, quiero corresponder con mi agradecimiento, con mi cariño y amor sinceros.

A todos ellos, desde el fondo de mi alma, de todo corazón, con todo mi amor y cariño,

¡GRACIAS! Por animar y alegrar mi vida, por hacerla más amena e intensa.