Si en la entrada anterior fue la música, ahora quiero compartir con todas vosotras, con todas las personas que me podáis leer, un poco de poesía para lo que he seleccionado este poema de Julio Cortázar, un fragmento de su obra «Rayuela» (cap.7), titulado «Toco tu boca».
Qué placer cuando una persona amada toca tu boca, muerde tu boca y viceversa, haciendo nacer unas sensaciones, unos sentimientos difíciles de describir a no ser por los grandes poetas, por lo que lo más acertado es probarlo y sentirlo.
Suerte en la tarea y ante la menor duda… repetidlo hasta reconocer cada sensación, cada sentimiento.
Cuidaos y procurad ser felices.
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Julio Cortázar, fragmento de Rayuela (Cap. 7)
- Toco tu boca,
con un dedo todo el borde de tu boca,
voy dibujándola
como si saliera de mi mano,
como si por primera vez
tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos
para deshacerlo todo y recomenzar,
hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige
y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas,
con soberana libertad
elegida por mí para dibujarla
con mi mano en tu cara,
y que por un azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca
que sonríe
por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras,
de cerca me miras,
cada vez más de cerca
y entonces jugamos al cíclope,
nos miramos cada vez más cerca
y los ojos se agrandan,
se acercan entre sí,
se superponen
y los cíclopes se miran,
respirando confundidos,
las bocas se encuentran
y luchan tibiamente,
mordiéndose con los labios,
apoyando apenas
la lengua en los dientes,
jugando en sus recintos,
donde un aire pesado va y viene
con un perfume viejo y un silencio.
Entonces mis manos
buscan hundirse en tu pelo,
acariciar lentamente
la profundidad de tu pelo
mientras nos besamos
como si tuviéramos la boca
llena de flores o de peces,
de movimientos vivos,
de fragancia oscura.
Y si nos mordemos
el dolor es dulce,
y si nos ahogamos
en un breve y terrible
absorber simultáneo del aliento,
esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva
y un solo sabor a fruta madura,
y yo te siento temblar contra mí
como una luna en el agua.
Un maravilloso baile de letras
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