Cuando una persona a la que has querido y sigues queriendo se aleja de tí se lleva un trocito de tu corazón.
Cuando una persona muy querida, por una u otra razón, te rompe el corazón piensas que merece tu olvido, tu indiferencia y que la olvidarás enseguida.
Incluso en esas noches de insomnio y de lágrimas por su «traición», por su abandono y ausencia, llegas incluso a pensar que deberías odiarla y que llegarás a hacerlo pero pronto te convences de que eso es imposible, que el máximo odio que te permite tu corazón sería el hecho de no poder odiarla.
Y sabes que por mucho que destroce tu corazón siempre quedará un trocito para seguir queriéndola, un trocito a su disposición esperando que vuelva incluso para que lo destroce siempre que quiera.
Como Janis Joplin y con esa misma voz desgarrada te gustaría decirle: «Ven, ven, ven a mi lado siempre que lo necesites, toma, destroza otro trocito de mi corazón; he llorado toda la noche pero ahora que estás a mi lado te lo repito: Toma otro pedacito de mi corazón, sabes que lo tienes a tu disposición».
Pienso que no soy yo sola a quien le sucede esto sino que a algunas de vosotras os habrá sucedido lo mismo o algo parecido.
Si os encontráis en la otra posición, si sois las que habéis destrozado ese corazón, las que os habéis alejado de esa persona querida tened siempre en cuenta esto.
Si necesitáis ayuda o deseáis volver por otras circunstancias no os ofusquéis pensando que no merecéis su perdón, su cariño o su ayuda; pensad más bien que posiblemente esa persona está precisamente esperando para ayudaros, que aunque hayáis destrozado su corazón siempre tendrá un trocito esperándoos.
Estará su voz, como la de Janis, diciendo «llámame» o como aquí «ven, toma este pedacito de mi corazón«.
Os deseo que no os encontréis en ninguno de esos dos polos sino que vuestro corazón esté entero y lleno de amor.
Cuidaos y procurad ser felices.